elevar
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118
Oh Señor, nuestro Dios
Salmo 8
¡OH SEÑOR, NUESTRO DIOS,
QUÉ ADMIRABLE ES TU NOMBRE
POR TODA LA TIERRA, TU NOMBRE,
HASTA EL CIELO SE ELEVA TU AMOR!
Con la boca de los niños pequeños
afirmas tu gloria, oh Señor,
y reduces al silencio enemigos y rebeldes.
¡OH SEÑOR, NUESTRO DIOS ...
Si contemplo el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas, que has creado,
¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el hijo del hombre para darle poder?
Lo hiciste, lo hiciste poco menos que los ángeles,
de gloria y honor lo has coronado;
todo lo has sometido bajo sus pies.
¡OH SEÑOR, NUESTRO DIOS ...
183
Plegaria Eucarística II - Modelo I (2ª parte)
El cual, cuando iba a ser entregado
a su Pasión, voluntariamente aceptada,
tomó el pan, y elevando los ojos a ti,
Padre, Padre, pronunció la bendición,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, lleno del fruto de la vid,
y elevando los ojos a ti,
Padre, Padre, pronunció la bendición,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
Haced esto como mi memorial.
Este es el sacramento de nuestra Fe.
ANUNCIAMOS TU MUERTE, SEÑOR,
PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN.
¡MARAN-ATHÁ! ¡MARAN-ATHÁ!
¡MARAN-ATHÁ!
¡VEN, SEÑOR JESÚS!
Así, pues, Padre, al celebrar ahora
el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida
y el cáliz de salvación,
y te damos gracias porque nos haces dignos
de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.
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Pregón Pascual
Pregón solemne de la Vigilia Pascual
Exulten los coros de los ángeles,
exulte la asamblea celeste,
y un himno de gloria
aclame el triunfo del Señor resucitado.
Alégrese la tierra, inundada por la nueva luz.
EL ESPLENDOR DEL REY
DESTRUYÓ LAS TINIEBLAS,
DESTRUYÓ LAS TINIEBLAS,
LAS TINIEBLAS DEL MUNDO.
Que se alegre nuestra madre la Iglesia,
resplandeciente de la gloria de su Señor;
y que en este lugar resuene unánime
la aclamación de un pueblo en fiesta.
El Señor esté con vosotros.
Y CON TU ESPÍRITU.
Levantemos el corazón.
LO TENEMOS LEVANTADO HACIA EL SEÑOR.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
ES JUSTO Y NECESARIO …
Realmente es justo y necesario
exaltar con el canto la alegría del espíritu
y elevar un himno al Padre Todopoderoso,
y a su único Hijo, Jesucristo.
Él ha pagado por todos al eterno Padre
la deuda de Adán, y con su sangre,
derramada por amor, ha cancelado
la condena antigua del pecado.
Ésta es la Pascua,
en que se inmola el Cordero.
Ésta es la noche en que fueron liberados
nuestros padres de Egipto.
Ésta es la noche
que nos salva de la oscuridad del mal.
ÉSTA ES LA NOCHE EN QUE CRISTO
HA VENCIDO LA MUERTE
Y DEL INFIERNO RETORNA VICTORIOSO.
¡Oh admirable condescendencia de tu amor!
¡Oh incomparable ternura y caridad!
¡Por rescatar al esclavo has sacrificado al Hijo!
Sin el pecado de Adán,
Cristo no nos habría rescatado.
¡OH FELIZ CULPA QUE MERECIÓ
TAN GRANDE REDENTOR!
¡OH FELIZ CULPA!
¡Oh noche maravillosa
en que despojaste al faraón
y enriqueciste a Israel!
¡Oh noche maravillosa!
Tú sola conociste la hora
en que Cristo resucitó.
¡Oh noche que destruyes el pecado
y lavas todas nuestras culpas!
¡Oh noche realmente gloriosa
que reconcilias al hombre con su Dios!
ÉSTA ES LA NOCHE EN QUE CRISTO
HA VENCIDO LA MUERTE
Y DEL INFIERNO RETORNA VICTORIOSO.
En esta noche acepta, Padre santo,
este sacrificio de alabanza que la Iglesia
te ofrece por medio de sus ministros
en la liturgia solemne de este cirio,
que es el signo de la nueva luz.
Te rogamos, Señor, que este cirio.
ofrecido en el honor
de tu nombre, brille radiante,
llegue hasta ti, como perfume suave,
se confunda con las estrellas del cielo.
Lo encuentre encendido el lucero de la mañana,
esa estrella que no conoce el ocaso.
QUE ES CRISTO, TU HIJO RESUCITADO,
RESUCITADO DE LA MUERTE.
AMÉN, AMÉN, AMÉN.
225
Oh Señor, mi corazón ya no es ambicioso
Salmo 131 (130)
OH SEÑOR, MI CORAZÓN YA NO ES AMBICIOSO
NI SE ELEVA CON SOBERBIA MI MIRADA,
NI VOY EN BUSCA DE COSAS GRANDES
QUE SON SUPERIORES A MIS FUERZAS.
Aquietada y acallada está mi alma
como un niño pequeño en brazos de su madre.
¡Como un niño amamantado está mi espíritu,
como un niño, dentro de mí!
OH SEÑOR, MI CORAZÓN YA NO ES AMBICIOSO …
Aquietada y acallada está mi alma …
¡Espere, Israel, en el Señor!
¡ESPERE, ISRAEL, EN EL SEÑOR!
¡Espere, Israel, ahora y siempre!
255
Suba el esposo al leño de su tálamo
Himno de san Quodvultdeus
SUBA, EL ESPOSO,
SUBA, AL LEÑO DE SU TÁLAMO;
SUBA NUESTRO ESPOSO, AL LECHO,
AL LECHO DE SU TÁLAMO.
Duerma, muriendo y se abra su costado,
y salga la Iglesia virgen.
Herido en su costado al instante salió
Sangre y agua, Sangre y agua.
Agua, con la que la Esposa fue lavada,
Sangre que recibe como dote.
Duerme Adán y es creada Eva,
muere Cristo y es formada la Iglesia.
SUBA, EL ESPOSO …
¡Oh, qué grande el sacramento de estas bodas!
¡Qué misterio este Esposo y esta Esposa!
La Esposa toma el velo
cuando muere el Esposo,
y el Esposo se une a la Esposa
cuando de la muerte se separa.
Y cuando el Esposo es elevado a los Cielos
la Esposa se hace fecunda en toda la tierra.
SUBA, EL ESPOSO …