voz

Aparece 32 veces en 20 canto(s)

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37

Amo al Señor

Salmo 116 (114-115)

Amo al Señor,
porque escucha mi voz suplicante;
inclina hacia mí su oído
el día en que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del infierno;
me rodeaban tristeza y angustia,
invoqué el nombre del Señor:
¡Te ruego, Señor, sálvame!
RECOBRA ALMA MÍA TU REPOSO,
PORQUE EL SEÑOR FUE BUENO CONTIGO.
ÉL TE HA SALVADO DE LA MUERTE,
HA PRESERVADO TUS PIES DE LA CAÍDA.
ÉL TE HA SALVADO DE LA MUERTE,
HA PRESERVADO TUS PIES DE LA CAÍDA.
¡Tenía fe, aún cuando dije:
«Yo soy un desgraciado»!,
y pensaba lleno de angustia:
«todo hombre es falso.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la bendición,
e invocaré el nombre del Señor.
RECOBRA ALMA MÍA …
45

Bendita eres tú, María

Lucas 1,42-45

Bendita eres tú, María,
entre todas las mujeres, María.
Bendito es el fruto, María,
el fruto de tu seno, Jesús.
¡María, tú has creído!
Y CÓMO ES QUE LA MADRE DEL SEÑOR
VIENE A MÍ, VIENE A MÍ.
Porque, apenas he sentido tu voz,
algo se ha movido dentro de mí,
mi niño ha exultado de gozo.
MARÍA, BENDITA MARÍA,
TÚ HAS CREÍDO
LA PALABRA DEL SEÑOR.
Y CÓMO ES QUE LA MADRE DEL SEÑOR …
Porque, apenas he sentido tu voz
MARÍA, BENDITA MARÍA …
60

De profundis

Salmo 130 (129)

DE LO PROFUNDO A TI GRITO, SEÑOR:
¡SEÑOR ESCUCHA MI VOZ!
¡ESTÉN TUS OÍDOS ATENTOS
A LA VOZ DE MI SÚPLICA!
Si llevas cuenta de los pecados, Señor,
¿quién se salvará?, ¿quién se salvará?
MAS CERCA DE TI ESTÁ EL PERDÓN,
SÓLO EN TI SE ENCUENTRA EL AMOR.
Yo espero en el Señor, mi alma espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor más que el centinela la aurora;
Israel espera al Señor más que el centinela espera a la aurora.
PORQUE SOLO EN EL SEÑOR ESTÁ EL AMOR,
SÓLO EN ÉL SE ENCUENTRA EL PERDÓN.
El Señor redime a Israel,
EL SEÑOR REDIME A ISRAEL DE TODOS SUS PECADOS.
¡Ay!
68

El Señor anuncia una noticia

Salmo 68 (67)

EL SEÑOR ANUNCIA UNA NOTICIA,
LOS MENSAJEROS SON UN EJÉRCITO INMENSO.
LOS REYES ENEMIGOS HUYEN, HUYEN,
LA BELLA DE LA CASA REPARTE EL BOTÍN.
Y mientras vosotros dormís
entre las tapias del aprisco,
se cubren de plata las alas de la paloma,
sus plumas de destellos de oro;
por ella cae la nieve sobre el Monte,
sobre el Monte Umbrío.
EL SEÑOR ANUNCIA UNA NOTICIA ...
¡Cantad a Dios, cantad,
salmodiad todos al Señor,
que cabalga los cielos, los antiguos cielos:
ved que viene sobre las nubes,
él lanza su voz, su voz potente!
EL SEÑOR ANUNCIA UNA NOTICIA ...
73

Escóndeme en lo oculto de tu tienda

Salmo 27 (26)

ESCÓNDEME
EN LO OCULTO DE TU TIENDA,
SOBRE TU ROCA LEVÁNTAME.
Yahveh es mi luz y mi salvación,
¿a quién he de temer?
Yahveh es el refugio de mi vida,
¿por quién he de temblar?
ESCÓNDEME ...
Cuando se acercan contra mí los malvados
a devorar mi carne,
son ellos, mis adversarios y enemigos,
los que tropiezan y sucumben.
ESCÓNDEME ...
Aunque acampe un ejército contra mí,
mi corazón no teme;
aunque estalle una guerra contra mí,
estoy seguro en ella.
ESCÓNDEME ...
Una cosa he pedido a Yahveh,
eso solo estoy buscando:
habitar en la Casa del Yahveh,
todos los días de mi vida.
ESCÓNDEME ...
Él me dará cobijo en su cabaña
el día de la desdicha;
me esconderá en lo oculto de su tienda,
sobre su roca me levantará.
ESCÓNDEME ...
Escucha, Yahveh, mi voz que clama,
¡tenme piedad, respóndeme!
Sí, Yahveh, tu rostro busco:
no me ocultes tu rostro.
ESCÓNDEME ...
89

Himno de Adviento

Himno

Una voz recia disipa con sus ecos la oscuridad,
lejos el ensueño, Jesús brilla ya;
levántese el alma entorpecida
y deje de arrastrarse por el suelo.
¡Amanece una nueva estrella!
Ved que se nos envía un Cordero
para satisfacer gratuitamente nuestras deudas;
vayamos a Él con lágrimas, pidámosle todos perdón.
Para que cuando aparezca glorioso en su segunda venida,
y llene el mundo de espanto, Él nos proteja piadoso.
POR ESO, YO LE CANTO ESTA BALADA
AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU.
¡QUE ELLOS VIVAN, AMÉN!
POR ESO, YO LE CANTO ESTA BALADA
AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU.
¡QUE ELLOS VIVAN, AMÉN!
121

Pentecostés

Himno

SI SIENTES UN SOPLO DEL CIELO,
UN VIENTO QUE MUEVE LAS PUERTAS,
ESCUCHA LA VOZ QUE TE LLAMA,
TE INVITA A CAMINAR LEJOS.
ES FUEGO QUE NACE
EN QUIEN SABE ESPERAR,
EN QUIEN SABE NUTRIR
ESPERANZAS DE AMOR.
Eran pobres hombres
como tú, como yo,
habían echado las redes al lago,
recogido los impuestos
a la puerta de la ciudad.
Que yo recuerde
entre ellos no había ningún doctor;
y aquel que llamaban Maestro
estaba muerto y sepultado.
SI SIENTES UN SOPLO DEL CIELO ...
Tenían un corazón como tú, como yo,
que una mano de hielo oprimía;
tenían los ojos llenos de lágrimas.
Pensaban sin duda en el amigo perdido;
en la mujer dejada en la puerta de la casa;
en la cruz levantada en la cima del monte.
SI SIENTES UN SOPLO DEL CIELO ...
Y el viento llamó a la puerta de la casa,
entró como un rayo en toda la estancia;
y tuvieron los ojos y el corazón llenos de fuego,
salieron a la calle gritando de alegría.
Hombre que esperas
escondido en las sombras,
la voz que canta es para ti;
te trae la alegría de una buena noticia:
¡EL REINO DE DIOS HA LLEGADO YA!
SI SIENTES UN SOPLO DEL CIELO ...
141

Si hoy escucháis su voz

Salmo 95 (94)

SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ
NO ENDUREZCÁIS EL CORAZÓN.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la roca que nos salva;
vayamos a él dándole gracias,
aclamándolo con cantos y salmos.
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ
Porque el Señor es un Dios grande,
más grande que todos los dioses;
suyo es el mar, suya es la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él conduce.
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ
¡Ojalá, ojalá escuchéis hoy su voz!:
«no endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto,
donde vuestros padres dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras
me obligaron a hacer su voluntad.»
«Durante cuarenta años
me disgustó aquella generación,
y dije: es un pueblo de corazón extraviado,
no quiere conocer mis caminos.
Por eso: ¡no entrarán en mi descanso!»
SI HOY ESCUCHÁIS SU VOZ
147

Te estoy llamando, Señor

Salmo 141 (140)

TE ESTOY LLAMANDO,
TE ESTOY LLAMANDO, SEÑOR,
VEN CORRIENDO,
ESCUCHA MI VOZ QUE YO A TI GRITO.
VALGA ANTE TI MI ORACIÓN
COMO INCIENSO,
EL ALZAR DE MIS MANOS
COMO SACRIFICIO DE LA TARDE.
Pon, Señor, a mi boca un centinela,
una guardia a la puerta de mis labios.
No sea que se incline mi corazón a la maldad,
a cometer acciones criminales.
Que el justo me golpee por amor, y me corrija,
para que el ungüento del malvado
no perfume mi cabeza,
porque yo me enviciaría en su maldad,
porque yo me enviciaría en su maldad.
TE ESTOY LLAMANDO …
A ti, Señor, miran mis ojos,
¡en ti me refugio no desampares mi alma!
Guárdame tú del lazo que me tienden,
de las trampas de tantos enemigos.
Caigan ellos, cada uno en su red,
que yo unido a ti paso indemne,
que yo unido a ti paso indemne.
TE ESTOY LLAMANDO …
163

Yo te amo, Señor

Salmo 18 (17)

Yo te amo, Señor, tú eres mi roca,
tú eres mi liberador, tú eres mi Dios.
Yo te amo, yo te amo, Señor.
LAS OLAS DE LA MUERTE ME ENVOLVÍAN,
ME ESPANTABAN LAS TROMBAS DE BELIAL,
ME RODEABAN LOS LAZOS DEL SEOL,
HABÍA CAÍDO EN LOS CEPOS DE LA MUERTE.
Clamé al Señor en mi angustia,
a mi Dios, a mi Dios invoqué;
y escuchó mi voz desde su Templo,
llegó mi llamada a sus oídos.
Y la tierra fue sacudida y vaciló,
retemblaron las bases de los montes.
Porque inclinó los cielos y bajó.
Y el fondo del mar quedó a la vista,
los cimientos del orbe aparecieron.
Extendió su mano para asirme,
me sacó de lo profundo de las aguas.
YO TE AMO SEÑOR …
LAS OLAS DE LA MUERTE …
169

Antífona - versículo antes del Evangelio (II)

Aleluya interleccional Modelo I

Gloria a ti, oh Cristo,
Rey de eterna gloria,
Rey de eterna gloria.
GLORIA A TI, OH CRISTO,
REY DE ETERNA GLORIA,
REY DE ETERNA GLORIA.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos.
El que permanece en mí y Yo en él,
ése da fruto abundante.
GLORIA A TI, OH CRISTO …
Gloria al Señor, gloria al Señor,
gloria al Señor, gloria al Señor,
gloria al Señor.
GLORIA AL SEÑOR, GLORIA AL SEÑOR,
GLORIA AL SEÑOR, GLORIA AL SEÑOR,
GLORIA AL SEÑOR.
En el esplendor de la nube,
se oyó la voz del Padre:
«Este es mi hijo amado, escuchadle,
este es mi hijo amado, escuchadle.»
GLORIA AL SEÑOR …
185

Plegaria Eucarística II - Modelo II

Modelo II (1987)

El Señor esté con vosotros.
Y CON TU ESPÍRITU.
Levantemos el corazón.
LO TENEMOS LEVANTADO
HACIA EL SEÑOR.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
ES JUSTO Y NECESARIO.
Verdaderamente
es justo y necesario,
es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias, siempre y en todo lugar.
A ti, Padre Santo, por Jesucristo,
tu amadísimo Hijo.
Por él, que es tu Palabra viviente,
hiciste todas las cosas;
tú nos lo enviaste Salvador y Redentor
hecho hombre por obra del Espíritu Santo,
y nacido de la Virgen María,
para cumplir tu voluntad
y adquirir para ti un pueblo santo,
Él extendió sus brazos en la cruz,
muriendo destruyó la muerte.
Y proclamó
la resurrección.
Y PROCLAMÓ
LA RESURRECCIÓN.
Por este misterio de salvación,
unidos a los ángeles y a los santos
cantamos a una sola voz
el himno de tu gloria:
SANTO, SANTO, SANTO ...
Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad:
santifica estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
de manera que sean para nosotros
Cuerpo y Sangre de Jesucristo,
Nuestro Señor.
El cual, cuando iba a ser entregado
a su Pasión, voluntariamente aceptada,
tomó pan, dándote gracias,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, y dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía.
Este es el sacramento de nuestra fe.
ANUNCIAMOS TU MUERTE, SEÑOR,
PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN,
¡VEN, SEÑOR JESÚS!
¡VEN, SEÑOR JESÚS!
Así, pues, Padre, al celebrar ahora
el memorial de la muerte
y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida
y el cáliz de salvación,
y te damos gracias porque nos haces dignos
de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra;
y con el Papa …,
con nuestro obispo …
y de todos los que en ella cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza
de la resurrección,
y de todos los que han muerto
en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
San José su santo esposo, los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.
Por Cristo, con Cristo y en Cristo,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
AMÉN, AMÉN, AMÉN.
188

Plegaria Eucarística IV

(1988)

El Señor esté con vosotros.
Y CON TU ESPÍRITU.
Levantemos el corazón.
LO TENEMOS LEVANTADO
HACIA EL SEÑOR.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
ES JUSTO Y NECESARIO,
ES JUSTO Y NECESARIO.
Realmente es justo darte gracias,
y deber nuestro glorificarte, Padre Santo,
porque tú eres el único Dios vivo y verdadero
que existes desde siempre y vives
para siempre; luz sobre toda luz.
Porque tú solo eres bueno y fuente de vida,
hiciste todas las cosas,
para colmarlas de tus bendiciones
y alegrar su multitud
con la claridad de tu gloria.
Por eso, innumerables ángeles en tu presencia,
contemplando la gloria de tu rostro,
te sirven siempre y te glorifican sin cesar.
Y con ellos también nosotros, llenos de alegría,
y por nuestra voz las demás criaturas,
aclamamos tu nombre cantando:
SANTO, SANTO, SANTO ...
Te alabamos, Padre Santo, porque eres grande,
porque hiciste todas las cosas
con sabiduría y amor.
A imagen tuya creaste al hombre
y le encomendaste el universo entero,
para que, sirviéndote a ti, su creador,
dominara todo lo creado.
Y cuando por desobediencia perdió tu amistad,
no lo abandonaste al poder de la muerte
sino que, compadecido,
tendiste la mano a todos,
para que te encuentre el que te busca.
Reiteraste, tu alianza a los hombres;
por los profetas los fuiste llevando
con la esperanza de la salvación.
Padre Santo, tanto amaste al mundo
que, al cumplirse la plenitud de los tiempos,
nos enviaste como salvador a tu único Hijo.
El cual se encarnó por obra del Espíritu Santo,
nació de María la Virgen,
y así compartió en todo,
nuestra condición humana,
menos en el pecado;
anunció la salvación a los pobres,
la liberación a los oprimidos
y a los afligidos el consuelo.
Para cumplir tus designios,
él mismo se entregó a la muerte
y, resucitando, destruyó la muerte.
RESUCITANDO,
DESTRUYÓ LA MUERTE
Y NOS DIO NUEVA VIDA.
Y para que no vivamos ya
para nosotros mismos, sino para él,
que por nosotros murió y resucitó,
envió, Padre, desde tu seno el Espíritu Santo
como primicia para los creyentes,
a fin de santificar todas las cosas
llevando a plenitud tu obra en el mundo.
Y este mismo Espíritu santifique, Señor,
estas ofrendas, para que sean Cuerpo
y Sangre de Jesucristo, Nuestro Señor,
y así celebremos el gran misterio
que nos dejó, como alianza eterna.
Porque él mismo llegada la hora en que había
de ser glorificado por ti, Padre Santo,
habiendo amado a los suyos que estaban
en el mundo, los amó hasta el extremo.
Y, mientras cenaba con sus discípulos,
tomó pan, te bendijo,
lo partió y se lo dio, diciendo:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, tomó el cáliz
lleno del fruto de la vid y te dio gracias,
lo pasó a sus discípulos diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque este es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres,
para el perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía.
Este es el sacramento de nuestra Fe.
ANUNCIAMOS TU MUERTE, SEÑOR,
PROCLAMAMOS TU RESURRECCIÓN,
¡VEN SEÑOR JESÚS!
Por eso, nosotros, Señor, al celebrar ahora
el memorial de nuestra redención,
recordamos la muerte de Cristo,
y su descenso al lugar de los muertos,
proclamamos su resurrección
y ascensión a tu derecha;
y mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre,
sacrificio agradable a ti
y salvación para todo el mundo.
Dirige tu mirada sobre esta víctima
que tú mismo has preparado a tu Iglesia,
y concede a cuantos compartimos
este pan y este cáliz,
que congregados en un solo cuerpo,
por el Espíritu Santo,
seamos en Cristo, víctima para tu alabanza.
ALABANZA DE TU GLORIA.
ALABANZA DE TU GLORIA.
Acuérdate, Señor, de todos aquellos
por quienes ofreciste este sacrificio;
de tu servidor el Papa ...
de nuestro obispo ..., del orden episcopal
de todo el clero, de cuantos aquí reunidos
hacemos esta oblación,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan
con sincero corazón.
Acuérdate también de los que
murieron en la Paz de Cristo
y de todos los difuntos
cuya fe solo tú conociste.
Padre, misericordioso,
que todos tus hijos nos reunamos
en la heredad de tu reino.
con María, la Virgen Madre de Dios,
y con los apóstoles y los santos;
y allí, junto con toda la creación,
libre ya de pecado y de muerte,
te glorifiquemos por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo
todos los bienes.
Por Cristo, con Cristo y en Cristo,
a ti Dios Padre omnipotente
en la unidad del Espíritu Santo
todo honor y gloria,
por los siglos de los siglos.
AMÉN, AMÉN, AMÉN, AMÉN.
205

Así habla el Amén

Apocalipsis 3,14-22

ASÍ HABLA EL AMÉN,
EL TESTIGO FIEL Y VERAZ,
EL PRINCIPIO
DE LAS CRIATURAS DE DIOS.
Conozco tu conducta:
no eres ni frío ni caliente.
¡Ojalá fueras frío o caliente
y no tibio,
porque voy a vomitarte de mi boca!
Tú dices: «yo soy rico; nada me falta.»
Y no te das cuenta
de que eres un desgraciado,
digno de compasión,
pobre, ciego y desnudo.
ASÍ HABLA EL AMÉN …
Te aconsejo que me compres
oro acrisolado al fuego
para que te enriquezcas,
y vestidos blancos
para cubrir tu desnudez.
Mira que estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y me abre,
entraré en su casa,
y cenaré con él y él conmigo.
ASÍ HABLA EL AMÉN …
208

Consolad a mi pueblo

Isaías 40,1-11

CONSOLAD A MI PUEBLO,
Y HABLAD AL CORAZÓN DE JERUSALÉN
Y DECIDLE QUE SE ACABA SU ESCLAVITUD.
¡Ohey! Una voz en el desierto grita:
«preparad el camino, la senda al Señor.»
PORQUE EL SEÑOR VIENE CON POTENCIA,
TRAE CONSIGO EL PREMIO.
COMO EL PASTOR REÚNE SU REBAÑO;
LLEVA AL CORDERILLO EN SUS BRAZOS.
Como el pastor conduce con cuidado
las ovejas que van a ser madres;
como el pastor que lleva a sus hombros
la oveja perdida.
CONSOLAD A MI PUEBLO …
214

El Señor me ha dado

Tercer canto del Siervo de Yahveh – Isaías 50,4-10

El Señor me ha dado lengua de discípulo,
para que pueda llevar al cansado
una palabra alentadora.
Mañana tras mañana despiertas tú mi oído,
para hacerme escuchar como un discípulo.
EL SEÑOR, EL SEÑOR,
EL SEÑOR ME HA ABIERTO EL OÍDO.
EL SEÑOR, EL SEÑOR,
EL SEÑOR ME HA ABIERTO EL OÍDO.
Y yo no me resistí, no me resistí.
Ofrecí mis espaldas a los que me pegaban.
Y YO NO ME RESISTÍ, NO ME RESISTÍ.
Ofrecí mis mejillas
a los que mesaban mi barba.
Y YO NO ME RESISTÍ, NO ME RESISTÍ.
Mi rostro no esquivó insultos ni salivazos.
Porque yo ya sabía
que tú habrías de ayudarme,
por eso puse mi cara
dura como la piedra,
estaba yo seguro
que no quedaría avergonzado.
CERCA ESTÁS, CERCA ESTÁS TÚ,
SI TÚ SALVAS: ¿QUIÉN PELEARÁ CONMIGO?
SI TÚ AYUDAS, SI TÚ ME AYUDAS,
SI TÚ SALVAS: ¿QUIÉN ME CONDENARÁ?
Vosotros que teméis a Dios,
escuchad la voz de su siervo.
Y si alguno se encuentra en las tinieblas
ponga su confianza en él,
que se apoye en su Nombre.
CERCA ESTÁS, CERCA ESTÁS TÚ …
217

He aquí mi siervo

Primer canto del Siervo de Yahveh – Isaías 42

He aquí mi siervo a quien elegí,
he aquí mi siervo a quien elegí,
mi amado en quien mi alma se complace,
mi amado a quien elegí.
Haré descansar mi espíritu sobre él;
y anunciará el derecho a las naciones,
y anunciará el derecho a las naciones.
No disputará ni gritará,
nadie oirá su voz en las plazas.
LA CAÑA CASCADA NO LA QUEBRARÁ,
LA MECHA HUMEANTE NO APAGARÁ,
HASTA HACER TRIUNFAR EL DERECHO,
HASTA HACER TRIUNFAR EL DERECHO.
Y en su nombre, y en su nombre
pondrán las naciones su esperanza.
237

Cuando dormía

Cantar de los Cantares 5,2ss

Cuando dormía, mi corazón velaba.
¡La voz de mi amado oí!:
«¡Abre, hermana mía, ábreme paloma!
Que mi cabeza está cubierta de rocío
y mis cabellos del relente de la noche.»
¡Metió la mano
por el agujero de la cerradura;
y toda entera me estremecí!
Me levanté corriendo,
y mis manos destilaron mirra,
mirra fluida mis dedos,
por el pestillo de la puerta.
OS CONJURO, HIJAS DE JERUSALÉN,
SI ENCONTRÁIS A MI AMADO,
DECIDLE QUE MUERO DE AMOR.
Abrí, abrí a mi amado,
pero no estaba, ya había pasado.
Y el alma se me escapó en su huida.
Lo busqué y no lo hallé,
lo llamé, lo llamé,
y no me respondió.
Me encontraron los guardias,
que hacen la ronda, me golpearon,
me desnudaron
los guardias de las murallas.
OS CONJURO, HIJAS DE JERUSALÉN …
¡Ay, si tú fueras mi hermano!
Te podría besar
al encontrarte en la puerta.
OS CONJURO, HIJAS DE JERUSALÉN …
244

Huye, amado mío

Cantar de los Cantares 8,10-14

¡Tú, que vives en los jardines,
donde tus compañeros te están escuchando:
hazme oír tu voz, hazme oír tu voz!
¡HUYE, AMADO MÍO,
COMO UNA GACELA,
COMO UN CERVATILLO,
HASTA EL MONTE DE LAS BALSAMERAS!
Yo soy para mi amado
como aquella que encontró la paz.
Mi viña está aquí, está ante mí,
mi viña está aquí, está ante mí.
¡HUYE, AMADO MÍO …
248

La voz de mi amado

Cantar de los Cantares 2,8-17

¡La voz de mi amado!
Helo aquí que viene,
saltando por los montes,
brincando por los collados.
Semejante es mi amado a una gacela,
o a un joven cervatillo,
semejante es mi amado a una gacela.
Vedle que ya se para
detrás de nuestra cerca,
mira por la ventana, atisba por la reja.
Empieza a hablar mi amado y me dice:
¡LEVÁNTATE, AMADA MÍA,
LEVÁNTATE,
HERMOSA MÍA, Y VENTE!
Porque, mira, ha pasado ya el invierno,
han cesado las lluvias y se han ido.
Aparecen las flores en la tierra,
el tiempo de las canciones ha llegado,
se oye el arrullo de la tórtola.
Echa la higuera sus yemas
y la viña exhala su fragancia.
¡LEVÁNTATE, AMADA MÍA …
Paloma mía, que vives en las grietas de la roca,
en escarpados escondrijos,
déjame oír tu voz, déjame oír tu voz.
Cazadnos las raposas, las pequeñas raposas
que devastan nuestra viña,
porque nuestra viña está ya en flor,
PORQUE NUESTRA VIÑA ESTÁ YA EN FLOR.
Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado.
Antes que sople la brisa
y se alarguen las sombras con la muerte,
RETORNA, RETORNA, RETORNA.
¡LEVÁNTATE, AMADA MÍA …