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Aparece 8 veces en 8 canto(s)

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Elí, Elí, lamá sabactaní

Salmo 22 (21)

ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ.
DIOS MÍO, DIOS MÍO:
¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
¡Qué lejos te siento de mis gritos!
De día clamo, y no respondes,
grito de noche, y no hay reposo para mí.
ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ …
¡Mas tú eres el Santo,
tú que vives en medio de mi pueblo!
A ti clamaron nuestros padres,
y tú les ayudaste,
en ti confiaron, y nunca quedaron confundidos.
Entonces, Dios, ¿por qué no me ayudas?
¿Acaso no soy un hombre?
Eso soy yo: soy un gusano,
desprecio de la gente, asco del pueblo,
todos los que me ven de mí se ríen,
menean la cabeza y dicen:
«Se confió a Dios, ¡que él lo libre,
que él le salve, si tanto dice que le ama!»
Sí, que tú me amas, sí, que tú me quieres,
en el seno de mi madre me formaste;
cuando me dio a luz ya me ofreció a ti,
desde el vientre tú ya eras mi Dios.
ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ …
Soy agua sucia que se tira,
todos mis huesos se dislocan,
mi corazón como cera
se derrite en mis entrañas.
Mi paladar está seco como teja,
y mi lengua está pegada a la garganta.
ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ …
Perros innumerables me rodean,
una banda de malhechores me acomete,
taladran mis manos y mis pies.
Se pueden contar mis huesos;
me observan y me miran, se reparten
mis vestidos, se sortean mi túnica.
¡Mas tú, Dios mío, no estés lejos,
ven en mi ayuda, fuerza mía,
libra mi alma de la espada,
libra mi vida de las fauces del león,
libra mi alma de los cuernos de los búfalos!
¡Anunciaré, yo, tu nombre a mis hermanos,
en medio de la asamblea te cantaré!:
«Los que a Yahveh amáis, dadle alabanza,
raza de Jacob, glorificad a Yahveh,
temedle, pueblo de Israel.»
Porque ha sido el Único
que no has tenido asco de este pobre
ni has desdeñado la miseria de mi vida;
no me ha ocultado su rostro cuando le invocaba.
Por eso, yo ahora sé que los pobres vivirán,
los pobres comerán, serán saciados,
los que buscan a Yahveh lo encontrarán:
¡su corazón, su corazón, vivirá para siempre!
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Una gran señal

Apocalipsis 12

UNA GRAN SEÑAL APARECIÓ EN EL CIELO:
UNA MUJER, UNA MUJER VESTIDA DEL SOL,
CON LA LUNA BAJO SUS PIES,
Y UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS;
ESTÁ ENCINTA, Y GRITA
CON LOS TORMENTOS DE DAR A LUZ.
Y apareció otra señal en el cielo:
un enorme Dragón rojo,
con siete cabezas y diez cuernos.
El Dragón se detuvo delante de la Mujer,
de la Mujer que iba a dar a luz,
para devorar a su Hijo en cuanto naciera.
Y la Mujer dio a luz un Hijo varón, aquel
que ha de regir las naciones de la tierra,
y su Hijo fue arrebatado
hasta Dios y hasta su trono.
UNA GRAN SEÑAL …
Entonces se entabló una batalla en el cielo:
Miguel y sus Ángeles combatieron
con el Dragón, con el gran Dragón.
También el Dragón y sus Ángeles
combatieron, pero no prevalecieron
y no hubo ya lugar para ellos en el cielo.
Y fue arrojado el Dragón, el gran Dragón,
la Serpiente antigua, el llamado Diablo
y Satanás, el seductor del mundo entero,
fue arrojado a la tierra y sus Ángeles con él.
UNA GRAN SEÑAL …
Cuando el Dragón vio que había sido
arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer
que había dado a luz al Hijo varón.
Pero se le dieron a la Mujer las dos alas
del águila grande, para volar al desierto,
donde tiene que ser alimentada
un tiempo, dos tiempos y medio tiempo.
Entonces, despechado contra la Mujer,
el gran Dragón, se fue a hacer
la guerra al resto de sus hijos
los que guardan los mandamientos de Dios
y mantienen el testimonio de Jesús.
LA LA LA, LA LA, LA LA ...
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Así habla el Amén

Apocalipsis 3,14-22

ASÍ HABLA EL AMÉN,
EL TESTIGO FIEL Y VERAZ,
EL PRINCIPIO
DE LAS CRIATURAS DE DIOS.
Conozco tu conducta:
no eres ni frío ni caliente.
¡Ojalá fueras frío o caliente
y no tibio,
porque voy a vomitarte de mi boca!
Tú dices: «yo soy rico; nada me falta.»
Y no te das cuenta
de que eres un desgraciado,
digno de compasión,
pobre, ciego y desnudo.
ASÍ HABLA EL AMÉN …
Te aconsejo que me compres
oro acrisolado al fuego
para que te enriquezcas,
y vestidos blancos
para cubrir tu desnudez.
Mira que estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y me abre,
entraré en su casa,
y cenaré con él y él conmigo.
ASÍ HABLA EL AMÉN …
211

El lagarero

Isaías 63,1-6

¿QUIÉN ES ÉSE QUE VIENE DE EDOM,
QUIÉN ES ÉSE TODO MANCHADO DE ROJO?
¿ÉSE DEL VESTIDO ESPLENDOROSO
Y DE ANDAR TAN ESFORZADO?
Soy yo, soy yo
que hablo con justicia,
soy yo un gran libertador.
Y ¿POR QUÉ,
POR QUÉ ESTÁ DE ROJO TU VESTIDO,
POR QUÉ PARECES UN LAGARERO?
¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ?
El lagar, el lagar he pisado yo solo;
de mi pueblo no hubo nadie conmigo.
Miré bien, miré bien y no había auxiliador;
me asombré de que ninguno me ayudase.
POR ESO, LA FUERZA MÍA,
FUERZA MÍA ME SOSTUVO.
¡EL DÍA DE LA VENGANZA ERA LLEGADO!
PISOTEÉ LOS PUEBLOS EN MI IRA,
LOS PISÉ, LOS PISÉ CON FURIA
HE HICE CORRER
POR LA TIERRA SU SANGRE
Y TODOS MIS VESTIDOS
SE HAN MANCHADO.
¿QUIÉN ES ÉSE QUE VIENE DE EDOM …
222

Ninguno puede servir a dos señores

Mateo 6,24-33

Ninguno
puede servir a dos señores;
porque amando a uno desprecia al otro.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo:
No os angustiéis por vuestra vida,
qué comeréis, qué beberéis,
con qué os vestiréis.
¿Acaso, la vida
no vale más que el alimento?
MIRAD LAS AVES DEL CIELO:
NO SIEMBRAN, NI COSECHAN;
VUESTRO PADRE CELESTIAL
LAS ALIMENTA.
Por lo demás, ¿quién de vosotros
por más que se preocupe,
puede añadir una hora sola
a la medida de su vida?
Y del vestido, ¿por qué preocuparos?
MIRAD LOS LIRIOS DEL CAMPO;
NO SE FATIGAN, NI HILAN.
SALOMÓN NO VESTÍA COMO ELLOS.
Buscad primero el Reino de Dios,
y todo os será dado.
No podéis servir a Dios y al dinero.
BUSCAD EL REINO DE DIOS,
Y TODO OS SERÁ DADO.
NO PODÉIS SERVIR A DOS SEÑORES.
Ninguno puede servir a dos señores …
MIRAD LAS AVES DEL CIELO …
MIRAD LOS LIRIOS DEL CAMPO …
BUSCAD EL REINO DE DIOS …
231

A la cena del Cordero

Himno de Vísperas del tiempo Pascual hasta la Ascensión

A LA CENA DEL CORDERO
VESTIDOS CON BLANCAS TÚNICAS,
ATRAVESADO EL MAR ROJO
CANTAMOS A CRISTO, EL SEÑOR.
Su cuerpo, lleno de amor,
sobre la mesa es el Pan vivo;
su sangre, sobre el altar,
es el cáliz del nuevo pacto.
Manso cordero inmolado
es Cristo, nuestra Pascua;
su cuerpo adorable
es el verdadero pan ácimo.
A LA CENA DEL CORDERO …
En esta hora admirable
retornan los antiguos prodigios;
su brazo potente nos salva
del ángel de la muerte.
Irradia sobre la Iglesia
el gozo pascual, oh Señor,
y une a tu gran victoria
a los que han renovado el Bautismo.
A LA CENA DEL CORDERO …
Sea honor, alabanza y gloria
a Cristo victorioso de la muerte,
al Padre y al Santo Espíritu
ahora y por los siglos eternos.
AMÉN.
233

Adónde te escondiste amado

Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz – “Canciones entre el alma y el esposo”

¿Adónde te escondiste, amado,
y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando,
y eras ido.
Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco,
peno y muero.
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
MIL GRACIAS DERRAMANDO,
PASÓ POR ESTOS SOTOS CON PRESURA,
Y YÉNDOLOS MIRANDO,
CON SOLA SU FIGURA
VESTIDOS LOS DEJÓ DE SU HERMOSURA.
¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme de hoy más mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
¡Ay! ¡Ay!
MIL GRACIAS DERRAMANDO …
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Me robaste el corazón

Cantar de los Cantares 4,9-16.5,1

ME ROBASTE EL CORAZÓN,
ME ROBASTE EL CORAZÓN,
HERMANA MÍA, ESPOSA,
ME ROBASTE,
ME ROBASTE EL CORAZÓN.
¡Qué hermosos tus amores,
qué hermosos tus amores!
¡La fragancia de tus perfumes,
más que todos los bálsamos de amor!
Miel destilan tus labios,
esposa mía, esposa mía.
Miel y leche debajo de tu lengua.
La fragancia de tus vestidos es la
fragancia del Líbano, esposa, esposa mía,
¡más sabrosos tus amores son que el vino!
Huerto eres cerrado, hermana mía,
fuente sellada, esposa mía.
Tus frutos un paraíso de granados,
de nardo y azafrán, de mirra y áloe.
¡Levántate cierzo, ábrego, y ven!
¡LEVÁNTATE CIERZO, ÁBREGO, Y VEN!
¡Sopla en mi huerto
para que exhale sus aromas!
¡SOPLA EN MI HUERTO
PARA QUE EXHALE SUS AROMAS!
Y pueda entrar mi amado en su huerto
y coma de sus frutos exquisitos.
Ya he entrado en mi huerto, esposa mía;
he comido mi miel en su panal,
he bebido mi vino con su leche.
¡Amigos, venid, bebed,
oh queridos y embriagaos!
¡AMIGOS, VENID, BEBED,
OH QUERIDOS Y EMBRIAGAOS!
ME ROBASTE EL CORAZÓN …