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Al despertar

Salmo 17 (16)

AL DESPERTAR
ME SACIARÉ DE TU SEMBLANTE, SEÑOR.
AL DESPERTAR
ME SACIARÉ DE TU SEMBLANTE, SEÑOR.
Escucha, Señor, mi oración,
atiende, Señor, a mi clamor,
presta oídos a mi súplica,
que mis labios no traicionan, Señor.
Salga de ti la sentencia,
porque tus ojos ven, tus ojos ven mi rectitud.
AL DESPERTAR …
Sondea, Señor, mi corazón,
escrútalo de noche, Señor;
pruébame al crisol, pruébame al crisol
porque tú sabes que no hay malicia en mí;
que mi boca no miente como hacen los hombres.
Que he guardado tu Palabra,
que no he seguido los caminos del violento,
que a tus huellas he ajustado mis pasos,
que no vacilaré, que no vacilaré.
AL DESPERTAR …
A ti yo te invoco, Señor;
concédeme, Señor, una respuesta;
muéstrame los prodigios de tu amor,
porque tú salvas al que se apoya en ti,
porque tú ayudas
al que se refugia a tu derecha.
Como a la niña de tus ojos guárdame,
a la sombra de tus alas escóndeme,
mira que quieren matarme.
AL DESPERTAR …
Míralos, están cerrados en su orgullo,
hablan, la arrogancia está en su boca.
Avanzan contra mí, avanzan contra mí.
¡Ayúdame tú, Señor,
líbrame de los hombres de este mundo,
de los hombres cuyo premio es esta vida!
¡Cólmalos de tus bienes, Señor,
llénales el vientre y que sus hijos se sacien!
Que yo al despertar, que yo por tu amor
me saciaré de tu rostro Señor.
AL DESPERTAR …
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Amo al Señor

Salmo 116 (114-115)

Amo al Señor,
porque escucha mi voz suplicante;
inclina hacia mí su oído
el día en que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del infierno;
me rodeaban tristeza y angustia,
invoqué el nombre del Señor:
¡Te ruego, Señor, sálvame!
RECOBRA ALMA MÍA TU REPOSO,
PORQUE EL SEÑOR FUE BUENO CONTIGO.
ÉL TE HA SALVADO DE LA MUERTE,
HA PRESERVADO TUS PIES DE LA CAÍDA.
ÉL TE HA SALVADO DE LA MUERTE,
HA PRESERVADO TUS PIES DE LA CAÍDA.
¡Tenía fe, aún cuando dije:
«Yo soy un desgraciado»!,
y pensaba lleno de angustia:
«todo hombre es falso.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la bendición,
e invocaré el nombre del Señor.
RECOBRA ALMA MÍA …
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Delante de los ángeles

Salmo 138 (137)

DELANTE DE LOS ÁNGELES
PARA TI YO CANTARÉ, SEÑOR.
DELANTE DE LOS ÁNGELES
PARA TI SALMODIARÉ.
DARÉ GRACIAS A TU NOMBRE,
PARA TI SALMODIARÉ.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón
porque tus promesas han superado tu fama.
Cuando te invoqué, tú me escuchaste,
diste fuerza y vigor a mi alma.
DELANTE DE LOS ÁNGELES …
Te darán gracias, Señor,
los reyes de la tierra,
al escuchar las palabras de tu boca;
y cantarán en el camino del Señor.
Dirán: «¡qué grande es tu amor!»
DELANTE DE LOS ÁNGELES …
¡Sublime es el Señor,
que mira hacia el humilde,
conoce al soberbio, le mira desde lejos!
Mas cuando yo camino
en medio de la angustia,
extiende su mano y su diestra me salva.
DELANTE DE LOS ÁNGELES …
El Señor terminará en mí lo comenzado.
¡Porque es eterno su amor!
¡No abandona la obra de sus manos!
¡Señor, no nos abandones!
DELANTE DE LOS ÁNGELES …
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El necio piensa que Dios no existe

Salmo 14 (13)

EL NECIO PIENSA QUE DIOS NO EXISTE.
SE HAN CORROMPIDO,
Y HACEN COSAS ABOMINABLES.
NO HAY QUIEN OBRE EL BIEN,
NO HAY QUIEN OBRE EL BIEN.
El Señor desde el cielo
se inclina hacia los hombres,
para ver si hay alguno que sea justo,
un hombre que busque a Dios,
un hombre que busque a Dios.
Todos se han desviado, están pervertidos.
Nadie que haga el bien, ni siquiera uno.
EL NECIO PIENSA …
No entienden nada los malvados
que devoran a mi pueblo como pan.
No invocan nunca al Señor,
mas temblarán de espanto.
Porque Dios está con el justo:
el Señor es su refugio.
Porque Dios está con el justo:
el Señor es su refugio.
PORQUE DIOS ESTÁ CON EL JUSTO:
EL SEÑOR ES SU REFUGIO.
EL NECIO PIENSA …
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Elí, Elí, lamá sabactaní

Salmo 22 (21)

ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ.
DIOS MÍO, DIOS MÍO:
¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
¡Qué lejos te siento de mis gritos!
De día clamo, y no respondes,
grito de noche, y no hay reposo para mí.
ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ …
¡Mas tú eres el Santo,
tú que vives en medio de mi pueblo!
A ti clamaron nuestros padres,
y tú les ayudaste,
en ti confiaron, y nunca quedaron confundidos.
Entonces, Dios, ¿por qué no me ayudas?
¿Acaso no soy un hombre?
Eso soy yo: soy un gusano,
desprecio de la gente, asco del pueblo,
todos los que me ven de mí se ríen,
menean la cabeza y dicen:
«Se confió a Dios, ¡que él lo libre,
que él le salve, si tanto dice que le ama!»
Sí, que tú me amas, sí, que tú me quieres,
en el seno de mi madre me formaste;
cuando me dio a luz ya me ofreció a ti,
desde el vientre tú ya eras mi Dios.
ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ …
Soy agua sucia que se tira,
todos mis huesos se dislocan,
mi corazón como cera
se derrite en mis entrañas.
Mi paladar está seco como teja,
y mi lengua está pegada a la garganta.
ELÍ, ELÍ, LAMÁ SABACTANÍ …
Perros innumerables me rodean,
una banda de malhechores me acomete,
taladran mis manos y mis pies.
Se pueden contar mis huesos;
me observan y me miran, se reparten
mis vestidos, se sortean mi túnica.
¡Mas tú, Dios mío, no estés lejos,
ven en mi ayuda, fuerza mía,
libra mi alma de la espada,
libra mi vida de las fauces del león,
libra mi alma de los cuernos de los búfalos!
¡Anunciaré, yo, tu nombre a mis hermanos,
en medio de la asamblea te cantaré!:
«Los que a Yahveh amáis, dadle alabanza,
raza de Jacob, glorificad a Yahveh,
temedle, pueblo de Israel.»
Porque ha sido el Único
que no has tenido asco de este pobre
ni has desdeñado la miseria de mi vida;
no me ha ocultado su rostro cuando le invocaba.
Por eso, yo ahora sé que los pobres vivirán,
los pobres comerán, serán saciados,
los que buscan a Yahveh lo encontrarán:
¡su corazón, su corazón, vivirá para siempre!
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Gritad jubilosos

Isaías 12

GRITAD JUBILOSOS:
«QUÉ GRANDE ES EN MEDIO DE TI
EL SANTO DE ISRAEL.»
El Señor es mi Dios y mi Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi canto es el Señor,
él es mi salvación.
GRITAD JUBILOSOS ...
Sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
proclamad entre los pueblos sus hazañas.
GRITAD JUBILOSOS ...
Cantad al Señor, que hizo proezas,
anunciadlas por toda la tierra;
gritad jubilosos,
exultad habitantes de Sión.
GRITAD JUBILOSOS ...
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Quiero cantar

Salmo 57 (56)

QUIERO CANTAR, A TI QUIERO CANTAR.
¡DESPIERTA, DESPIERTA GLORIA MÍA!
¡DESPIERTA, ARPA Y CÍTARA!
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
hasta que pase el peligro.
QUIERO CANTAR ...
Invoco a Dios, al Dios Altísimo,
a Dios que ha hecho tanto por mí.
Desde el cielo me envía la salvación,
confunde a los que ansían matarme.
QUIERO CANTAR ...
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que estoy echado entre leones,
leones devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas.
QUIERO CANTAR ...
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que han tendido una red a mis pasos,
me han cavado delante una fosa,
¡pero han sido ellos los que han caído en ella!
QUIERO CANTAR ...
Mi corazón está firme, Dios mío,
para ti, oh Dios, quiero cantar,
¡a la aurora yo quiero despertar!,
¡despertad, arpa y cítara!
QUIERO CANTAR ...
Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
cantaré, cantaré ante las naciones;
porque tu amor ha sido grande conmigo,
tu bondad más alta que los cielos.
QUIERO CANTAR ...
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Yo te amo, Señor

Salmo 18 (17)

Yo te amo, Señor, tú eres mi roca,
tú eres mi liberador, tú eres mi Dios.
Yo te amo, yo te amo, Señor.
LAS OLAS DE LA MUERTE ME ENVOLVÍAN,
ME ESPANTABAN LAS TROMBAS DE BELIAL,
ME RODEABAN LOS LAZOS DEL SEOL,
HABÍA CAÍDO EN LOS CEPOS DE LA MUERTE.
Clamé al Señor en mi angustia,
a mi Dios, a mi Dios invoqué;
y escuchó mi voz desde su Templo,
llegó mi llamada a sus oídos.
Y la tierra fue sacudida y vaciló,
retemblaron las bases de los montes.
Porque inclinó los cielos y bajó.
Y el fondo del mar quedó a la vista,
los cimientos del orbe aparecieron.
Extendió su mano para asirme,
me sacó de lo profundo de las aguas.
YO TE AMO SEÑOR …
LAS OLAS DE LA MUERTE …
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Salmodia para el Salmo Responsorial

XXII Domingo del Tiempo ordinario – Año A

MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI,
SEÑOR, DIOS MÍO;
MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI.
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI …
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI …
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
MI ALMA ESTÁ SEDIENTA DE TI …